Cabecita loca traducción de Jose Ramos
jueves, 29 de octubre de 2015
martes, 1 de septiembre de 2015
Cuentos de Panurge
Cuentos de Panurge Traducción de Jose Ramos
jueves, 27 de agosto de 2015
Miss Maude (relato)
Miss Maude cargado por Jose Ramos
Publicado en París alegre
16 noviembre de 1901
miércoles, 12 de agosto de 2015
La Señorita de Marbeuf (Novela)
La señorita de Marbeuf. Armas de mujer
La Srta. de Marbeuf es la protagonista
de la novela homónima de Jean-Louis Dubut de Laforest. Se trata de la historia
de una venganza, pero no es una venganza escabrosa ni truculenta, sino dulce y placentera;
venganza cuyo brazo ejecutor es una hermosa mujer y el arma elegida el sexo.
La hipótesis de partida del autor consiste en que cuando la agraviada es una
mujer, ésta, en su deseo de venganza, no es frecuente que haga uso de armas de
fuego o armas blancas por temor a fallar en el intento. Además le repugna la
visión de la sangre, por lo que recurre a procedimientos más limpios como el
veneno, método más sutil y más fácil de suministrar a la víctima, aun
cuando, por el contrario, resulta más difícil de conseguir. Pero en nuestro
caso, no es un arma al uso ni un veneno. Es sencillamente sexo.
¿Una mujer es capaz de fatigar a un
hombre, agotándole hasta el extremo de que esa debilidad desencadene su
muerte?
En el siglo XIX muchos estudios médicos
mantenían la teoría de que los excesos sexuales provocaban en el individuo una
serie de trastornos físicos y psíquicos que solían conducir irremisiblemente a
la muerte. La mayoría de estas enfermedades eran pura y simplemente afecciones
de transmisión sexual, en especial la sífilis, el llamado mal del siglo XIX por
la cantidad de víctimas que provocaba. Nada se sabía de esa enfermedad y por
supuesto se ignoraba el tratamiento para su curación. Ante una medicina
desconocedora de las causas de aquellos gravessíntomas, éstas solían achacarse al abuso
desmedido de las capacidades del cuerpo humano, sobre todo aquellas costumbres
licenciosas propias de una época muy libertina e insalubre.
Tan es así, que en la novela que nos
ocupa, publicada en 1888, y escrita con una marcada tendencia al sensacionalismo
y a lo morboso para atraer a los lectores del periódico donde se publicó por
primera vez en folletín, la sexualidad resulta en ocasiones más explícita de lo
que estamos acostumbrados a leer en las novelas “convencionales” del siglo XIX.
Aunque gracias a un buen dominio del eufemismo era posible disfrazar ciertas delicadas
descripciones, transformando lo que podría ser mera y vulgar pornografía en
sensualidad poética o poesía sensual.
Para ilustrar con un ejemplo lo dicho anteriormente,
veamos como Jean-Louis Dubut de Laforest describe “los encantos” de la Srta de
Marbeuf en la imaginación de su primo Gontran, cuando éste se encuentra en un coche al lado de su prima acercando su
cuerpo al de ella en un estado de excitación sexual supremo, tan solo reprimido
por la presencia en el vehículo de su madre y su hermana.
Gontran nunca había encontrado a
Christiane tan bella, tan deseable, y al contacto de las formas juveniles, al
dulce y penetrante calor de los miembros que le huían, imaginó lo que no podía
ver, el rosa deslumbrante de los íntimos encantos, las delicadas líneas del
torso, la curvatura de los riñones, los salientes, los entrantes, los
contornos, hasta la sonriente flor virgen en un bouquet de frondosa vegetación
dorada.
Hoy en día, con esta franca y sana
costumbre de llamar a las cosas por su nombre, este párrafo sería ciertamente
criticado por excesivo barroquismo literario, pero estamos en 1888 y Dubut de
Laforest, que ya tenía tras de sí una condena por ultraje a las buenas
costumbres por una novela anterior, Le
Gaga, debía conducirse con moderación para evitar la intervención de
una fiscalía mojigata e intolerante. Así pues, esa descripción está
perfectamente justificada al mismo tiempo que no hay que ser un lector hábil
para percatarse de inmediato de a lo que se refiere el autor con esos
circunloquios.
Haciendo una sucinta síntesis de la
trama de la novela, diremos que la protagonista, la señorita de Marbeuf,
huérfana virgen e inocente, es arrastrada a la prostitución a raíz del falso
testimonio de su primo Gontran, que, despechado por ser rechazado por su
prima, la acusa falsamente de mantener
amores ilícitos con un criado.
Dada su elevada condición social, la
acusación de Gontran no admite réplica, y la Srta. de Marbeuf se ve abandonada
por los suyos y repudiada por su prometido. Christiane de Marbeuf, desesperada,
se pierde por las calles de Paris, donde
es víctima de un satiriásico que la desflora en un hotel de mala muerte. Cuando
la muerte parece querer llevársela, es recogida de la calle por una prostituta:
Marina Paskoff. A partir de ahí, su belleza le abre las puertas de otro tipo de
prostitución: la de las amantes mantenidas. Se va a vivir con un estudiante de
diplomacia, Marcel de La Bierge, al que abandona por un anciano con dinero, el
Sr. Clouard. Su posición económica se hace fuerte y vuelve a ver su primo
Gontran. Le hace creer que lo ha perdonado y lo seduce de nuevo con intención de
arruinarlo y destruirlo. Cosa que consigue al final de la novela, soportando el
asco y la repugnancia de unos besos que Gontran recibe en un alarde de
desenfreno continuado.
El sacrificio de la mujer suele ser un
aspecto recurrente en la obra de Dubut de Laforest: La Vierge du trottoir, Morphine;
Mademoiselle Tantale, Le Gaga, La Crucifiée, Belle-mama… son otros tantos ejemplos de novelas
donde la protagonista femenina es mártir de su condición sexual.
La mujer en el siglo XIX carece por
completo de entidad jurídica. Las leyes están escritas por y para los hombres, y
cualquier intento de legislar de un modo específico para la mujer es objeto de
burla. Podría decirse que casi tiene la misma condición que un animal
doméstico.
Tanto la filosofía y la literatura
imperante en la época están marcadas por una profunda misoginia. Schopenhauer
afirma que “la mujer solo tiene la cabeza para llevar el cabello”. Octave
Mirbeau considera que la mujer es irresponsable de sus actos, por abyectos que
estos sean, comparándola con los animales depredadores que matan por instinto.
Maupassant la denomina el sexus sequior
al servicio del hombre para gozar de ella y usarla para procrear.
Contra la corriente imperante, Dubut de
Larforest es el defensor de la mujer francesa de finales del siglo XIX.
Lamentablemente su obra carece de los elementos necesarios para haber alcanzado
un grado de consideración más elevado en la historia de la literatura, y en
consecuencia su repercusión fue escasa. No obstante, en casi todas sus páginas,
se eleva un grito de protesta, una denuncia sobre la condición de la mujer en
una sociedad hipócrita que consiente y facilita la conversión de las hijas del
pueblo en mujeres dispuestas a venderse para poder salir de la miseria a las
que esa misma sociedad las condena.
La prostitución y todo el universo que rodea
esa actividad, es el marco donde Dubut de Laforest mueve sus personajes y elabora
todo tipo de tramas extraídas de la realidad y con una clara dosis de ficción
literaria un tanto exagerada que lo aleja del naturalismo más ortodoxo. Pera
esa exageración es necesaria para subrayar su denuncia, para elevar su voz y
para defender a un colectivo dejado de la mano de Dios y de los hombres.
La Señorita de Marbeuf se erige en
vengadora de todas las mujeres mancilladas y ultrajadas por la prepotencia
masculina. Aunque se trata de una venganza que no se disfruta, no en vano el
protagonista masculino, Gontran, es consciente de haber sido objeto de una
venganza cuando ya está agonizando, y en esa larga y preparada tarea, la
señorita de Marbeuf haya dejado por el camino todo su ser, energías y voluptuosidad
femenina para acabar sus días en un convento de clausura bajo el nombre de sor
María de los Siete Dolores. Sin duda el autor trata de este modo de buscar
atenuantes ante sus lectores masculinos, para finalizar con la entrega de la
criminal, no a la justicia de los hombres, sino a la justicia divina, donde
espera obtener el perdón que no obtendría en ningún otro caso.
José
Manuel Ramos González.
Cádiz,
agosto 2015
domingo, 7 de junio de 2015
La esposa del diputado
Si alguien se sintiese lo suficientemente audaz para añadir un capítulo
a la obra siempre incompleta de la Comedia
humana, ese hombre de fe robusta, al igual que temerario, tendría el deber
de reservar un lugar de honor a los tipos femeninos que nuestra organización
democrática ha hecho despuntar: «La esposa del diputado», «La esposa
del Prefecto», «La esposa del Ministro», etc., etc.
LA ESPOSA DEL DIPUTADO
¿Quién era la esposa del
diputado antes de ser algo? La esposa de un abogado de octava fila en una de esas
buenas plataformas de provincias que los reformadores de la magistratura
destruirán una de estas mañanas.
Vivía como buena burguesa en su
agujero provinciano, contenta con su suerte… Pero, apareció una aureola… ¡Hela
aquí!... el escrutinio ha hablado: se lo esperase o no. Ha sido proclamado el
Sr. Durand… Su esposa se había dirigido a la subprefectura para conocer allí el
resultado de los despachos. El subprefecto ha querido que la señora del
candidato fuese informada la primera, y radiante, completamente orgullosa, ha
corrido ante su marido que estaba perorando en un club electoral:
–Durand, hemos sido
elegidos!....
Entonces se ha iluminado la
fachada del Hotel de la Villa… Unas jovencitas han llevado flores… Se ha
interpretado la Marsellesa…
¡Elegidos!... La alegría de la
esposa no conoce límites. Esta elección es un triunfo suyo obtenido a base de charlas.
Pese a estar mal dotada, ha pronunciado bastantes palabras para conquistar los
sufragios: realista con estos, roja intensa con los otros, imperialista con aquellos
y un poco de todo con los indiferentes.
¡Elegidos!... Esa palabra en
París supone una influencia considerable; esa palabra supone una nueva
existencia, los honores, las felicitaciones, todo el trajín de la vida
parlamentaria.
***
La buena Sra. de Durand ha
llegado a la capital; ha llegado embriagada por el éxito; y hete aquí que ese
gran diablo de París, que ve tantas y tan honorables mujeres, no le ha prestado
ninguna atención.
Los salones han permanecido cerrados:
las visitas han sido escasas. Apenas, de vez en cuando, en la bruma de un día
de lluvia, la dama ha recibido algunas invitaciones oficiales, y aún allí, en
el mundo de los ministerios, se la ha tratado como una extraña, y la pobrecilla
ha sentido nauseas y pesar: se la había invitado para hacer bulto.
Y dulcemente, esta burguesa de
Francia, que en su distrito electoral se levantaba al amanecer, usaba sus
viejas faldas por la mañana y cuidaba su ajuar, ha sentido como una metamorfosis
de su ser. En el fondo añora las alegrías pasadas, la serena calma del pequeño
pueblo: ha vuelto a ver como en un espejo la casa de la calle del Carro de oro, la casa blanca con
contraventanas verdes, con su jardín de senderos rectos, el despacho de su
marido, el célebre Sr. Durand; ha vuelto a ver los clientes que, los días de
mercado, venían a llenar la cocina con regalos destinados al bufete de
Freneuil-les-Aulnes: aquí un par de pollos, aquí, un lucio de río, aquí una
cesta de uvas…
Pero, la señora del diputado ha
querido ser una esposa viril, y ha olvidado las nieves de antaño; a veces
incluso ha olvidado rogar al buen Dios. La indiferencia de la gran ciudad ha
agriado su carácter: es una mujer vengativa.
domingo, 12 de abril de 2015
Jean-Louis Dubut de Laforest: un écrivain populaire
Así se titula el último libro publicado en Francia sobre Dubut de Laforest. Tesis doctoral del profesor François Salaün, del que ya hemos traducido y publicado en este blog algún artículo.
En este caso, será el propio autor quién nos explique el contenido de su obra:
El objetivo de mi tesis es mostrar la enorme originalidad de
la obra de Jean-Louis Dubut de Laforest y de hacer accesibles al lector
contemporáneo sus orientaciones ideológicas y sus elecciones estéticas. La
pertenencia de sus novelas a una literatura llamada «popular» se explica por la supremacía que estas conceden a
la acción y sobre todo por las modalidades de su difusión: un gran número de
ellas, de entrada, fueron publicadas bajo la forma de novelas-folletín en la
prensa de gran tirada de su época. Sin embargo, cada una de sus creaciones está
profundamente vinculada a un entorno histórico que el autor refleja, comenta y
sobre el que trata de desarrollar la invención narrativa, en virtud de una
ambición social varias veces expresada. Una parte de mi trabajo consiste
igualmente e poner de relieve el contexto social y político entre 1880 y 1902,
periodo en el que las novelas fueron redactadas, apoyándome esencialmente en
los trabajos de los historiadores. Después de una detallada presentación de
algunos de los ochenta volúmenes que componen la obra de Jean-Louis Dubut de
Laforest, se trata pues de estudiarla en su globalidad, dando prioridad a unos ejes
temáticos cuyas elecciones por parte del autor son particularmente sensibles.
Los motivos estudiados en la segunda parte dan su título a los diferentes
capítulos: la condición femenina, la prostitución, la homosexualidad, el
antisemitismo, la prensa, las relaciones entre ciencia y religión, la acción
política, los sindicatos y las mutuas, el anarquismo y la utopía, y el recuerdo
de la guerra de 1870. El último capítulo contempla la recepción de esta obra
monumental y el estatus del lector en el conjunto de las novelas.
En este caso, será el propio autor quién nos explique el contenido de su obra:
F.S.
Sinopsis de la editorial:
Entre los años 1880 y 1890, Dubut de Laforest se sitúa entre los escritores más famosos de su generación. Sus novelas son publicadas en los periódicos más prestigiosos, conocen numerosas reediciones y son traducidas en diversas lenguas. Destaca un título en particular: Le Gaga, que da lugar un un escandaloso proceso en 1886, concluyendo en la condena de su autor por "ultraje a las buenas costumbres". Escritor popular, publicó unas ochenta obras y, con treinta y siete volúmenes, la serie de Los Últimos Escándalos de París, alcanza dimensiones raramente constatadas en la historia de la literatura.
Este libro invita a redescubrir al formidable novelista adoptando el punto de vista de la situación de enunciación de sus creaciones literarias. Su objetivo es ofrecer un análisis de su imponente obra, prestando una gran atención al propio autor y a su entorno social y cultural.
Ficha: SALAÜN, François. Jean-Louis Dubut de Laforest. Un écrivain populaire. Éditions Universitaires de Dijon. Collection Ecritures. Dijon, 2015. ISBN: 978-2-36441-123-4.
Este libro invita a redescubrir al formidable novelista adoptando el punto de vista de la situación de enunciación de sus creaciones literarias. Su objetivo es ofrecer un análisis de su imponente obra, prestando una gran atención al propio autor y a su entorno social y cultural.
Ficha: SALAÜN, François. Jean-Louis Dubut de Laforest. Un écrivain populaire. Éditions Universitaires de Dijon. Collection Ecritures. Dijon, 2015. ISBN: 978-2-36441-123-4.
domingo, 4 de enero de 2015
Vientre de plata (relato)
Aquí os dejo un relato de Dubut de Laforest, publicado en la revista catalana "París alegre", el 16 de diciembre de 1901. Este cuento, publicado por primera vez en el periódico parisino "Gil Blas", el 2 de junio de 1886, está dedicado por el autor a Guy de Maupassant.
Vientre de plata incorporado por Jose Ramos
Publicado en París alegre el 16 de diciembre de 1901.
Ver otra traducción del cuento en formato pdf
Publicado en París alegre el 16 de diciembre de 1901.
Ver otra traducción del cuento en formato pdf
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